1- Las náuseas y los vómitos: la primera, en la frente (bueno, en la barriga). Y pocas son las mujeres que se libran. En concreto, sólo un tercio de las féminas encintas no presentan náuseas; y las náuseas acaban en vómito en el 50% de las mujeres. Eso sí: en la mayoría de los casos, entre la semana doce y la quince desaparecen ambos. ¡Pero hay que aguantarlos…! ¿Estás dispuesta?
2– “No puedes comer esto; ni esto otro…” Además de los alimentos que muchas mujeres, sin saber por qué, rechazan durante el primer trimestre (chocolates, alimentos ricos en salsas, dulces…), existe otra situación a considerar. ¿Estás inmunizada contra la toxoplasmosis? Si no es así, olvídate del embutido (incluido… ¡el jamón!), el pescado crudo (sushi), el marisco no cocinado… ¡Qué largos se te van a hacer los nueve meses…!
3- Y las fiestas, a regarlas con agua del grifo. Porque el alcohol, evidentemente, está prohibido durante el embarazo. No es el caso de la cerveza sin alcohol, que no sólo no está prohibida, sino que parece ser que puede ser muy beneficiosa.
4- “Yo es que sin café no soy nadie por la mañana…” Pues vas a tener que aprender a serlo. El café, aunque no prohibido completamente, ha de ser limitado de forma drástica. Tendremos, pues, que buscar alternativas para nuestra pertinaz somnolencia.
5- Los calambres en las pantorrillas son traicioneros. Llegan sin avisar y no puedes obviarlos. Has de hacer algo para que se vayan, concretamente, levantarte de la cama (porque suelen llegar justo cuando estás estirada, descansando de la larga jornada) y poner los pies en el suelo. Sí que es verdad que pueden prevenirse: podemos hacer cosas para evitar que aparezcan. ¿Y se marchan siempre? Bueno, si tienes suerte, quizás sí…
6– ¿No te gusta que te toquen la barriga? ¡Ah, se siente! ¡No haberte quedado embarazada! Tu barriga ya no te pertenece. Ha pasado a pertenecer a la comunidad…
7– Las hemorroides: “¡Cómo duele esto de ir al lavabo!” Pero, ¿las podemos evitar? ¿Se pueden prevenir de alguna manera? Pues lo más importante, desde luego, es evitar el estreñimiento. Si pese a las normas para intentar evitar ir estreñidos, nos aparecen las temidas hemorroides, ¿podemos hacer algo para que no nos den tanto la lata? Lo cierto es que sí que hay unos consejos que nos pueden ayudar con esa finalidad). ¿Y si todo falla? Bueno. Si es así, hemos de consolarnos con el hecho que ir al lavabo teniendo hemorroides, como simulacro de parto, nos puede servir...
8 – La emotividad/irritabilidad (como quieras llamarlo). Generalmente, se atribuyen los cambios de humor, los prontos, el llanto fácil y demás síntomas emotivos a los trastornos hormonales. Así que, si os pillan llorando con el final de una peli infantil, o si le claváis una bronca de cuidado a vuestra pareja (se la merezca o no), siempre podréis decir que no sois vosotras, sino vuestra circunstancia. ¡Uy! Aquí se nos ha escapado una ventaja del embarazo…
9 – Las temidas estrías. Debidas a la rotura de fibras elásticas de la epidermis y dermis, lo cierto es que no tienen remedio. O, al menos, no lo son las cremas que se comercializan a tal efecto. Si tu piel es de estriarse, se estriará… De todas formas, existen muchos remedios clásicos (“de la abuela”) que, sin ánimo de entrar a criticar, os dejo reseñados para que valoréis si pueden ser útiles.
Pero algo podremos hacer, ¿no? Prueba a aplicarte diariamente crema hidratante y a realizarte masajes sobre las zonas donde suelen aparecer las estrías (zona abdominal, costados, mamas…). No te aseguramos el éxito, pero… ¿Quién dijo que el embarazo era sencillo?
10- Pero tranquila, que todo se acaba… ¡Incluso el embarazo! Lo malo de este caso es que se acaba con… ¡El PARTO!
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